El nivel general de los aranceles estadounidenses sigue siendo elevado a pesar de las exenciones
Habida cuenta del Congreso permanecerá cerrado durante las próximas dos semanas por las vacaciones de Pascua y una semana bursátil más corta en Nueva York, deberíamos asistir a una semana más tranquila, aunque las noticias relacionadas con los aranceles seguirán acaparando los titulares.
Las exenciones sugieren cierta flexibilidad de la política arancelaria
El lunes, 14 de abril, el presidente Donald Trump sugirió la posibilidad de flexibilidad en torno a los aranceles anunciados previamente sobre la industria automovilística, ya que afirmó ante los periodistas que los fabricantes de automóviles «necesitan un poco de tiempo» para trasladar la producción a EE. UU.
Todo ello se produjo tras el anuncio de la Casa Blanca, en la noche del viernes, 11 de abril, de una serie de exenciones a los aranceles impuestos en el marco de lo que el presidente Trump denominó «Día de la Liberación», el 2 de abril. La medida eliminó una gran parte de los productos tecnológicos de consumo y derivados (incluidos teléfonos inteligentes, tabletas, ordenadores portátiles, ordenadores personales, dispositivos domésticos inteligentes, relojes inteligentes, dispositivos semiconductores y chips de memoria) del arancel básico del 10% y de los aranceles recíprocos adicionales más elevados. Lo más destacado son los aranceles del 125% sobre algunos productos procedentes de China, ya que son los únicos aranceles adicionales actualmente en vigor, ya que para el resto de países se han aplazado 90 días.
Aunque estas medidas supusieron un alivio para los consumidores, las empresas y los mercados, solo se aplican a una minoría de productos procedentes de China, aunque muy populares, que siguen estando sujetos al arancel del 145% (125% recíproco + 20% relacionado con el fentanilo). Además, Trump y sus asesores sugirieron durante el fin de semana que se impondrán aranceles a algunos, si no a la mayoría, de los productos que quedaron exentos el viernes por la noche.
En cualquier caso, esperamos que, a largo plazo, estos productos tecnológicos se vean sometidos a aranceles mucho más bajos que el arancel del 145% que se aplica a la mayoría de los productos procedentes de China. Por ejemplo, podríamos ser testigos de un arancel del 25% para los semiconductores con un posible aumento más adelante, lo que podría llevarse a cabo por medio de las autoridades de seguridad nacional establecidas por el artículo 232 de la Ley de Expansión Comercial (Trade Expansion Act) de 1962. Los aranceles del artículo 232 requieren una «investigación» por parte del Representante de Comercio y el Departamento de Comercio de EE. UU., un proceso que suele llevar meses, pero que podría suponer que estos aranceles se revelen mucho más duraderos desde el punto de vista legal. (El artículo 232 otorga la misma autoridad que Trump ha utilizado para imponer aranceles a los automóviles, el acero y el aluminio).
En cuanto a la legalidad, las exenciones del 11 de abril podrían poner en entredicho el razonamiento de Trump para recurrir a los poderes de emergencia previstos en la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA, por sus siglas en inglés) con el fin de imponer los aranceles del 2 de abril. La IEEPA otorga al presidente amplia libertad para «hacer frente a cualquier amenaza inusual y extraordinaria… si el presidente declara una emergencia nacional con respecto a dicha amenaza». Sin embargo, nunca se empleado la IEEPA para aplicar aranceles, e incluso si se determina que estos suponen un uso legítimo de la ley, la IEEPA no parece estar realmente destinada a realizar exenciones, ya sea porque el país se encuentra en una crisis de balanza de pagos o porque no sea así, al menos según algunos críticos de la IEEPA. Existe una cuestión relacionada, más técnica, respecto a la «doctrina de las cuestiones importantes», en la que el Tribunal Supremo ha dictaminado que la Casa Blanca debería tener menos autoridad, no más.
Incluso si llegase a prospera el recurso judicial contra la aplicación de la IEEPA para imponer aranceles, es probable que el proceso judicial se prolongue durante bastante tiempo, por lo que los mercados no deberían basar sus expectativas en él, por el momento. Además, Trump cuenta con muchas otras competencias legales que podría utilizar para imponer aranceles si no puede recurrir a la IEEPA.
¿Cuál es nuestra postura con respecto a los aranceles?
La flexibilidad de Trump es positiva para la confianza (los mercados cerraron al alza el lunes siguiente a las exenciones tecnológicas). Sin embargo, siguen existiendo aranceles significativos que, aun cuando no se apliquen otros aranceles, supondrán un aumento considerable del tipo arancelario efectivo sobre las importaciones estadounidenses, lo que frenará el crecimiento y aumentará la probabilidad de recesión. En este momento, los aranceles actuales incluyen:
- un arancel universal del 10% para todos los países, con algunas excepciones específicas para determinados sectores;
- un arancel del 145% sobre los productos chinos (el arancel recíproco del 125% y el arancel del 20% relacionado con el fentanilo), con algunas excepciones para los productos tecnológicos de consumo, los semiconductores y los equipos semiconductores; creemos que en algún momento se implementarán aranceles adicionales, aunque más bajos, a estos productos;
- un arancel del 25% sobre los productos que no cumplan con el Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá;
- un arancel del 25% sobre los productos importados de cualquier país que importe petróleo venezolano;
- un arancel del 25% sobre el aluminio y el acero;
- un arancel del 25% sobre los automóviles y las piezas de automóviles, aunque los comentarios de Trump del 14 de abril sugieren cierta flexibilidad en este sentido; se prevén aranceles similares en breve sobre los productos farmacéuticos y los semiconductores/componentes tecnológicos;
- aranceles recíprocos y adicionales: estos aranceles más elevados y punitivos anunciados el 2 de abril han quedado suspendidos hasta el 9 de julio;
Perspectivas centrales sobre los aranceles estadounidenses
Aunque el mercado debería sentirse algo tranquilo por el grado de flexibilidad mostrado por la Casa Blanca en cuanto a los aranceles más generales, también recomendamos actuar con cautela. Después de todo, como escribió Trump en las redes sociales el 13 de abril, «no se librará nadie».
En el momento de redactar este artículo, esperamos que se anuncien más aranceles sobre los semiconductores, otros productos tecnológicos y equipos, así como sobre los productos farmacéuticos. Además, tanto los aranceles como la incertidumbre sobre las políticas arancelarias siguen siendo elevados y podrían suponer un importante obstáculo para el crecimiento y la inflación en EE. UU. (quizás un impacto de entre 1 y 2 puntos porcentuales en el crecimiento del PIB y un repunte similar de la inflación).
Pese al hecho de que Trump podría verse influido por los mercados (en cierta medida) y probablemente incluso más por la opinión pública (las encuestas sugieren que, si bien la mayoría de los estadounidenses están de acuerdo con su objetivo en materia de aranceles, no les gusta el enfoque), sigue comprometido con su agenda comercial más amplia y con el reajuste de la economía, y no creemos que los últimos anuncios reflejen un cambio de rumbo más amplio.
Nuestro escenario base sigue estribando en que el objetivo final de los aranceles incluirá un arancel general del 10%, aranceles más elevados para China (pero inferiores al tipo actual del 145%) y aranceles sobre los productos incluidos en el artículo 232, como el aluminio, el acero, los automóviles, la madera, el cobre y los semiconductores/productos tecnológicos. Es posible que se apliquen aranceles adicionales a partir del 9 de julio, pero creemos que serán mucho menos draconianos que los anunciados el «Día de la Liberación».
Más allá, en Washington: el techo de la deuda y la política fiscal.
A medida que se reciben los pagos de impuestos (el 15 de abril era la fecha límite para presentar la declaración de la renta en EE. UU.), el Departamento del Tesoro estadounidense podría retrasar la fecha límite para que el Congreso incremente el techo de la deuda. El Congreso parece estar en vías de aumentar el techo de la deuda en 5 billones de dólares, lo que elevaría el total a cerca de 42 billones, como parte del paquete fiscal que está avanzando en el proceso legislativo.
El Congreso superó un importante obstáculo el viernes, 11 de abril, al aprobar un presupuesto unificado. Se trata de un primer paso importante para aprobar una ley tributaria con solo 50 votos en el Senado, en lugar de los 60 habituales (por medio del proceso de reconciliación). El presupuesto solo proporciona un marco para elaborar la ley tributaria, pero ahora sabemos cuál es el límite máximo del paquete definitivo: 5,6 billones de dólares en 10 años (sin incluir los gastos por intereses). El límite máximo tanto para las reducciones fiscales como para los aumentos o recortes del gasto incluye ahora:
- 3,8 billones de dólares para la prórroga de los recortes fiscales de Trump que vencen a finales de 2025;
- 1,5 billones de dólares en nuevos recortes fiscales netos;
- Nota: Los republicanos de la Cámara de Representantes insisten en que mantendrán los recortes en Medicaid de hasta 900.000 millones de dólares, a pesar de que el Senado ha rechazado esta cifra (algunos observadores del Capitolio estiman que los recortes a Medicaid podrían oscilar entre 200.000 y 500.000 millones de dólares en 10 años)
- 150.000 millones de dólares en nuevo gasto de defensa;
- 195.000 millones de dólares en nuevo gasto en inmigración y fronteras;
- 4.000 millones de dólares en recortes del gasto no destinado a Medicaid;
- 5 billones de dólares para aumentar el techo de la deuda.
- Nota: Ninguna de estas cifras incluye gastos por intereses
Reiteramos que esto solo establece un marco para los redactores de la ley tributaria como parte del tedioso proceso de reconciliación, y el proyecto de ley podría producir recortes fiscales menores y recortes del gasto mayores que los que sugieren estos límites máximos; si el proyecto de ley definitivo se asemeja al marco, todo apunta a que será un proyecto de ley más amplio con un mayor impacto en el déficit. La Oficina Presupuestaria del Congreso elaboró unas estimaciones que apuntan a un aumento de dos puntos porcentuales en el déficit primario durante los próximos diez años, lo que, si el resto de factores se mantienen constantes, supondría un déficit del 7% o superior. Los ingresos por aranceles, el crecimiento y los gastos por intereses representan variables dinámicas importantes que influirán en este resultado.
Conclusión sobre los impuestos y el presupuesto: a pesar de ciertas inquietudes sobre el despilfarro fiscal evidente en el mercado de bonos, no hay indicios de que la mayoría de los miembros del Congreso estén realmente centrados en este tema (o, al menos, no están de acuerdo sobre la magnitud del problema) y podrían acabar aprobando una ley fiscal de hasta 5,6 billones de dólares netos en 10 años (o incluso más si se incluyen los gastos por intereses).
El tamaño total del paquete podría resultar menor, pero dada la estrecha mayoría republicana, podríamos asistir a más movimiento en las medidas más fáciles (recortes fiscales) que en las más difíciles (recortes del gasto), por lo que prevemos un déficit neto mayor, no menor. En cualquier caso, esperamos que pasen varias semanas (si no meses) hasta que se apruebe el proyecto de ley definitivo.
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