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Comentario Económico y de Mercados

Turbulencias arancelarias: qué debe tenerse en cuenta, incluidas las posibles limitaciones

Aunque veamos vueltas y rodeos en el camino, el objetivo parece claro: aranceles estadounidenses más altos.

A pesar de la importante caída del mercado, la Casa Blanca se ha mantenido en su postura desafiante de que el arancel estadounidense del 10% «base» para todos los países, que entró en vigor el sábado, y los próximos «aranceles recíprocos individualizados más altos», que entrarán en vigor el miércoles (9 de abril) en más de 60 países, han llegado para quedarse. Estas medidas elevarían el tipo arancelario medio efectivo de EE. UU. a cerca del 25% (frente al anterior cercano al 3%) si se mantienen todos los aranceles.

De hecho, durante el fin de semana, el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, declaró que los aranceles se mantendrán y ayudarán a «restablecer el poder» de Estados Unidos; el asesor principal de la Casa Blanca, Peter Navarro, afirmó que el mercado tocaría fondo pronto y «verá un auge alcista»; y el propio presidente Trump comentó, como respuesta a la oleada de ventas de los mercados asiáticos el domingo por la noche, que si bien no deseaba que el mercado bajara, a veces «hay que tragarse la medicina para remediar algo».

Sin embargo, en el mercado hay quien no está convencido. Parecen pensar que no es más que «postureo», tan solo una táctica de negociación, y que 1) no se impondrán aranceles individualizados más altos el miércoles, y 2) si se aplican, Trump dará un giro con rapidez para llegar a acuerdos que relajen la situación.

Escenario base sobre los aranceles

Aunque hemos afirmado durante mucho tiempo que Trump es tanto un hombre de negocios como un hombre de aranceles, y podríamos verle en última instancia llegado a acuerdos para relajar los aranceles individualizados más elevados, nuestra opinión es que: 1) los aranceles más altos (por ejemplo, Vietnam en el 46%, UE en el 20%, y China en el 34%, además del 20% ya vigente) seguirán aplicándose según lo previsto el miércoles; y 2) no habrá exoneraciones arancelarias a muy corto plazo.

De cara al futuro, creemos que el objetivo final podría ser 1) un arancel base del 10%, como mínimo, 2) mantenimiento de aranceles más altos para China (lo más probable es que alcancen una tasa arancelaria del 54%), y 3) se mantendrán o se impondrán aranceles a los productos del «artículo 232» que ya se aplican al aluminio, el acero y los automóviles, además de los que se aplicarán próximamente a la madera, el cobre y los semiconductores. Además, esperamos que los aranceles «individualizados» más elevados a otros países (por ejemplo, la UE) se mantengan a corto plazo (creemos que los inversores deberían pensar más en términos de meses, no de semanas), pero aún queda margen para un acuerdo definitivo, tarde o temprano.

Cabe recordar que, como hemos estado comentando desde que asumió el cargo en 2017 (Trump 1.0), el presidente Trump, y lo que es más importante, los asesores más influyentes que lo rodean en Trump 2.0, cree en lo que afirma; no es solo «postureo». Ya en 1987 (sorprendente), en una entrevista con Larry King, Trump comentó que estaba «cansado de ver cómo otros países estafaban a Estados Unidos» y, en 1988, en el programa de David Letterman, declaró específicamente de que el problema eran los déficits comerciales: «Si te fijas en lo que ciertos países están haciendo a este país… Quiero decir que se han aprovechado totalmente del país. Me refiero a los déficits comerciales. Vienen aquí y se ponen a hablar de libre comercio. Nos llenan de coches, reproductores de vídeo y todo lo demás». Trump se opuso al TLCAN en 1993 y a la adhesión de China a la OMC en 2001.

En otras palabras, existe una ideología arraigada durante mucho tiempo que constituye la base de estos aranceles. Trump cree que EE. UU. ha estado recibiendo un «trato injusto» durante décadas y, en particular, considerada que el déficit comercial de bienes estadounidense es el verdadero panel de puntuación entre su país y el resto del mundo. Dado que el déficit comercial de EE. UU. ronda el billón de dólares (según la Oficina del Censo de EE. UU.), según este indicador, EE. UU. sale perdiendo, según Trump. Por no mencionar que después de Trump 1.0, quedó en el aire una sensación de que había asuntos pendientes que Trump 2.0 parece decidido a terminar.

Qué debe tenerse en cuenta

El lunes, el presidente Trump se reunió con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en una conversación en la que los aranceles probablemente fueron uno de los muchos temas de la agenda. Sin embargo, no se llegó a un acuerdo inmediato. Dada la estrecha relación entre EE. UU. e Israel, así como la afinidad entre Trump y Netanyahu, en particular, lo interpretamos como una indicación de que resulta muy probable que toda negociación con un país en concreto lleve su tiempo.

El representante de Comercio de EE. UU., Jamieson Greer, comparecerá en el Capitolio el martes y el miércoles. Cabe esperar que el embajador Greer sea bombardeado con preguntas sobre los aranceles recíprocos más elevados, en particular, y específicamente sobre la metodología utilizada para calcular dichos aranceles, así como sobre cómo define el éxito de estos la Casa Blanca y las vías de salida a partir de ahora. Sin embargo, nos sorprendería que su mensaje fuera diferente al que escuchamos durante el fin de semana de otros asesores, es decir, que están decididos a llegar a acuerdos justos con los socios comerciales y, hasta entonces, los aranceles seguirán vigentes.

¿La presión del Capitolio supondrá una limitación?

Durante el fin de semana, hemos visto cómo algunos republicanos del Capitolio se oponían públicamente a los aranceles (a los que hay que sumar los que se oponen en privado); el más destacado de ellos fue el senador Cruz (republicano por Texas), que advirtió de una posible «masacre» en las próximas elecciones de mitad de mandato si Trump mantenía los aranceles. Todo ello se produce justo después de que el Senado celebrara una votación (forzada) sobre una resolución confidencial que habría limitado los aranceles a Canadá, en la que cuatro republicanos votaron a favor (los senadores McConnell, Collins, Paul y Murkowski); aunque esta se aprobó el Senado por mayoría simple, no tiene ninguna posibilidad en la Cámara.

Sin embargo, en su mayor parte, los republicanos del Congreso parecen hacer piña con el presidente en lo que respecta a los aranceles (aunque algunos pueden estar preocupados en privado) y es probable que le otorguen margen político, al menos durante un tiempo. Hay que tener en cuenta que, aunque los republicanos se opusieran totalmente a Trump en materia de comercio, disponen de pocos instrumentos, ya que Trump no tendría más que vetar todo lo que se apruebe para limitar su autoridad (suponemos que no se llegaría a dos tercios de ambas cámaras para anular este veto y, si los hubiera, es que de verdad nos hemos pasado de la raya).

Otras posibles restricciones a la política comercial

De todas las posibles limitaciones, es posible que sea la popularidad del presidente Trump la que finalmente lo coarte, pero por ahora no estamos cerca de esta situación. De hecho, Trump disfruta de un índice de popularidad cercano al 48% (según los promedios de RealClearPolitics) y un índice de popularidad neto del −2 % (es decir, el 50% no lo respalda). Aunque este dato se encuentra en el extremo inferior en comparación con otros presidentes en el mismo momento de sus mandatos, se revela mucho más elevado que su índice en 2017. Además, aunque Trump, como cualquier político, se preocupa por su popularidad, puede que le importe menos o que tenga un umbral más alto que en Trump 1.0, dado que no volverá a presentarse a las elecciones (de verdad que no, por cierto; la 22ª Enmienda es muy clara al respecto).

¿Y la «Trump put»? Nosotros éramos escépticos ante la hipótesis del mercado de que a Trump le importaba el mercado de valores tanto o más que implantar su política comercial y, según lo que hemos observado hasta ahora, existe un compromiso de mantener los aranceles incluso si el mercado se adentra en territorio bajista. De hecho, el lunes por la mañana (7 de abril), Trump publicó en Truth Social que la gente (en concreto, los republicanos, al parecer) no debería ser «PANICANS», es decir, no debería dejarse llevar por el pánico, sino ser «valiente y paciente». Aunque suponemos que, en última instancia, se llegará a algún límite, no parece que lo hayamos alcanzado.

También ha habido cierta consternación sobre la forma en que Trump ha impuesto estos aranceles, por medio de las autoridades de emergencia previstas en la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional de 1977 (IEEPA), que nunca se han utilizado para este fin. Esperamos que la Casa Blanca se enfrente a acciones legales cuando se apliquen aranceles más altos esta semana, aunque, como suele ser habitual, los tribunales se han mostrado más comprensivos con el presidente en lo que se consideran preocupaciones de emergencia nacional. Este Tribunal Supremo se ha mostrado escéptico sobre la ampliación de poderes, pero suponiendo que este asunto tardaría un tiempo en resolverse, no creemos que la gente deba confiar en que el sistema judicial ralentice la situación en este momento.

Prevemos un giro rápido hacia los recortes de impuestos.

Creemos que la estrategia viable a corto plazo más probable de la Casa Blanca es que se incline por una mayor rebaja de impuestos, y rápido. De hecho, durante el fin de semana, el Senado dio un importante paso en el procedimiento que ayudará a establecer las barreras de seguridad del paquete fiscal definitivo; aunque la versión del Senado es bastante diferente de la que la Cámara de Representantes aprobó recientemente y tendrá que ajustarse en última instancia, sí sugiere que podríamos presenciar mayores recortes de impuestos y menos recortes de gastos.

De hecho, esta resolución presupuestaria apunta a una mayor probabilidad de dos resultados: 1) los recortes fiscales de Trump de 2017 podrían ser permanentes (lo que requerirá algo de creatividad en el procedimiento y puede que sea necesario despedir al parlamentario del Senado, pero qué más da), y 2) podríamos ver recortes fiscales netos adicionales de hasta 1,5 billones de dólares a diez años, que probablemente se concentrarán al principio. Aunque la versión del Senado también podría incluir algunos recortes del gasto en Medicaid y otras áreas, nuestra opinión estriba en que, especialmente si la economía se desacelera, es probable que veamos una reducción de impuestos mayor con recortes del gasto mucho menores de lo que la Cámara está dispuesta a llevar a cabo.

No cabe duda de que todo ello podría significar un aumento del déficit estable, aunque el nivel definitivo de este dependerá de lo que suceda en la economía y los ingresos arancelarios. Por ahora, los déficits van en camino de llegar a cerca del 6,5 % o 7 % del PIB, según la Oficina de Presupuesto del Congreso.

Conclusión

Aunque podría ser que asistamos a maniobras y giros inesperados, creemos que el público debería centrarse en el objetivo final, que son los aranceles más altos. Como escenario base, suponemos un arancel universal del 10% en todos los países, aranceles más altos en China, aranceles del artículo 232, así como aranceles específicos más elevados por país, por el momento, mientras se llevan a cabo las negociaciones, aunque estas pueden llevar más tiempo del que la población espera o desea. Al mismo tiempo, esperamos que la Casa Blanca ponga el foco en dialogar y presionar para conseguir recortes de impuestos, que esperamos que sean mayores de lo que se podrían haber conseguido de otro modo.

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