La gestión activa se abre paso en el crédito privado

Hubo una época en la que el crédito privado era la frontera salvaje de las finanzas. Fruto de las burbujas de los bonos basura, las compras apalancadas y el capital riesgo, el crédito privado se convirtió en un nicho de prestamistas no bancarios que ofrecían préstamos privados a tipo variable a empresas muy endeudadas.
Luego, la crisis financiera mundial provocó una inusual confluencia de factores que aceleraron el crecimiento del crédito privado. Los masivos estímulos fiscales aprobados por los gobiernos, combinados con unos bajísimos tipos de interés, el endurecimiento de la regulación bancaria y un aumento del capital en busca de rendimiento, fomentaron agresivos préstamos fuera del sistema bancario tradicional que los inversores más ambiciosos se apresuraron en aprovechar.
Sin embargo, como ocurre con todas las fronteras, el segmento de los préstamos directos a empresas se ha vuelto más concurrido y menos diferenciado con el tiempo. La era del "dinero fácil" ha quedado atrás a medida que han ido subiendo los tipos de interés. Creemos que la avalancha de capital de inversión, impulsada por las robustas rentabilidades históricas, prácticamente ha agotado las oportunidades disponibles.
Ahora, los préstamos directos a empresas, que siguen siendo el segmento más grande del crédito privado, se parecen mucho más al mercado de préstamos bancarios sindicados –al alcance casi de cualquiera– que a la oportunidad, relativamente exclusiva, de generar rentabilidades excepcionales que representaba hace años. Y sin embargo, aún conllevan tarifas más altas, menos liquidez y menos puntos de salida para los inversores. En nuestra opinión, el enfoque que seguía el crédito privado tras la crisis financiera mundial, basado principalmente en ofrecer acceso a préstamos directos a empresas a través de vehículos semilíquidos, ya no es suficiente.
El verdadero cambio que ha vivido el crédito privado ha sido pasar del acceso a la gestión activa. Creemos que el nuevo enfoque consiste en explotar oportunidades potenciales a través de estrategias activas de valor relativo, comparando riesgo y rentabilidad entre distintos subsectores, e incluso entre mercados enteros, y asignando capital en consecuencia.
Más oportunidades
En el entorno actual –a medida que los bancos se adaptan a unos tipos de interés más altos, a la cambiante regulación y a las tensiones inmobiliarias– el crédito privado se ha expandido más allá de los préstamos a empresas hasta convertirse en un ecosistema que cubre prácticamente todas las áreas de la economía. Ahora, los mercados de crédito privado son lo suficientemente amplios y diversos para ofrecer un abanico de perfiles de riesgo y valoraciones que fomentan la aplicación de estrategias de valor relativo.
Entre las áreas de crecimiento destaca la financiación garantizada por activos (ABF, por sus siglas en inglés), que proporciona un apoyo esencial a la economía mundial mediante la financiación de hipotecas residenciales, créditos al consumo y préstamos no relacionados con el consumo, a menudo respaldados por activos reales. El crédito inmobiliario es otra de las áreas que muestran un mayor dinamismo.
Opinamos que un enfoque centrado en el valor relativo resulta aún más importante en un momento de creciente interacción entre el crédito público y el privado, tal como evidencian el solapamiento de tipos de activos disponibles en cada mercado, las dinámicas de los flujos de fondos y el mayor interés por las plataformas de negociación de activos privados.
Una visión limitada (de suma cero) de esta interacción es que el crédito privado podría "robarle" cuota al crédito público. Nuestra visión es más amplia. Ahora más que nunca, los inversores pueden elegir, de entre todo el espectro del crédito, aquellas inversiones que, en su opinión, ofrecen más potencial de rentabilidad ajustada al riesgo.
Un conjunto de herramientas más versátil
Actualmente, los mercados públicos y privados no compiten entre ellos: son herramientas complementarias al alcance de los inversores. Las gestoras de inversión que únicamente operan en los mercados públicos o en los privados tienden a promover solo su propio enfoque. En cambio, las gestoras activas con acceso a ambos mercados pueden ofrecer puntos de vista imparciales y aprovechar oportunidades basándose en su atractivo relativo en un momento dado.
¿Dónde podemos encontrar oportunidades ahora mismo? En nuestra opinión, destacan la financiación garantizada por activos (ABF) y ciertas áreas del crédito inmobiliario. Nos decantamos por una combinación de activos a tipo fijo y variable. Pensamos que el crédito privado de mayor calidad relacionado con el consumo resulta más atractivo que la mayoría de las formas de crédito corporativo, gracias a unos criterios más estrictos para la concesión de préstamos, unos niveles de endeudamiento más bajos de partida y las favorables valoraciones.
Creemos que hemos dejado atrás la época de exposición pasiva a la frontera salvaje del mercado. Ahora, en un mercado más maduro y complejo, la clave está en ser ágiles y exigentes. Apostar por estrategias de gestión activa contrastadas y centradas en el valor puede ayudarle a liberar todo el potencial del crédito privado.
Autores
Avisos Legales
Todas las inversiones conllevan un riesgo y pueden perder valor. Las inversiones en préstamos garantizados por activos y titulizaciones de activos están sujetas a diversos riesgos que pueden afectar negativamente el rendimiento y el valor de la inversión. Estos riesgos incluyen, entre otros, el riesgo de crédito, el riesgo de liquidez, el riesgo de tipos de interés, el riesgo operativo, el riesgo estructural, el riesgo de patrocinador, el riesgo de seguro monolínea y otros riesgos legales. Es posible que las titulizaciones de activos en diversas clases de activos no logren los objetivos comerciales o no generen rentabilidad, y su rendimiento podría verse afectado significativamente por las fluctuaciones de los tipos de interés. Las inversiones en préstamos hipotecarios residenciales/comerciales y deuda inmobiliaria comercial están sujetas a riesgos que incluyen la amortización anticipada, la morosidad, la ejecución hipotecaria, riesgos de pérdida, riesgos de servicio de la deuda y evolución desfavorable de la normativa, los cuales pueden aumentar en el caso de préstamos morosos. El valor de los inmuebles y de las carteras que invierten en el sector inmobiliario puede fluctuar debido a las pérdidas por siniestro o declaración de ruina, los cambios en las condiciones económicas locales y generales, la oferta y la demanda, los tipos de interés, los impuestos sobre bienes inmuebles, las restricciones normativas sobre alquileres, las leyes de zonificación y los gastos operativos. Las inversiones en bonos de titulización hipotecaria (MBS) y bonos de titulización de activos (ABS) constituyen instrumentos muy complejos que pueden ser sensibles a las fluctuaciones en los tipos de interés y estar sujetos al riesgo de amortización anticipada. Los productos estructurados, como las obligaciones garantizadas por deuda, también son instrumentos muy complejos que suelen implicar un alto grado de riesgo; el uso de estos instrumentos puede involucrar instrumentos derivados que podrían perder más que el importe principal invertido. El crédito privado implica una inversión en títulos no cotizados en bolsa que están sujetos al riesgo de iliquidez. Las carteras que invierten en crédito privado pueden estar apalancadas y adoptar prácticas de inversión especulativas que aumentan el riesgo de pérdida de inversión. La inversión en títulos denominados en moneda extranjera y/o domiciliados en el extranjero puede comportar un mayor riesgo debido a las fluctuaciones cambiarias, así como a los riesgos económicos y políticos, que podrían acentuarse en los mercados emergentes. Los tipos de cambio pueden fluctuar significativamente durante periodos breves de tiempo, lo que puede reducir la rentabilidad de una cartera. Las materias primas conllevan mayores riesgos de mercado, políticos, regulatorios y vinculados a condiciones naturales, por lo que podrían no ser apropiadas para todo tipo de inversores. La inversión en deuda distressed y empresas en quiebra es especulativa, y el reembolso de las obligaciones morosas conlleva una gran incertidumbre. Los valores de alto rendimiento (high yield) y con calificaciones inferiores suponen mayores riesgos que sus homólogos con calificaciones más elevadas; por tanto, las carteras que invierten en ellos podrían estar sujetas a mayores niveles de riesgo de crédito y liquidez que las que no lo hacen. La calidad crediticia de un título concreto o de un conjunto de títulos no garantiza la estabilidad ni la protección de la cartera en su conjunto. La diversificación no garantiza la protección frente a una posible pérdida.
No se garantiza que las tendencias mencionadas persistan. Las declaraciones relativas a las tendencias de los mercados financieros o las estrategias de cartera se fundamentan en las condiciones actuales del mercado, que pueden fluctuar. No existe garantía de que estas estrategias de inversión funcionen bien en todo tipo de condiciones de mercado ni de que resulten adecuadas para todos los inversores, y cada inversor debe evaluar su capacidad para invertir a largo plazo, especialmente durante periodos bajistas del mercado. Los inversores deben consultar a un profesional de inversiones antes de tomar una decisión de inversión. Las perspectivas y las estrategias pueden cambiar sin previo aviso.
Las previsiones, las estimaciones y cierta información contenida en este documento se basan en la investigación propia y no deben considerarse como asesoramiento de inversión, como una oferta o solicitud, ni como la compra o venta de cualquier instrumento financiero. Las previsiones y las estimaciones tienen ciertas limitaciones inherentes y, a diferencia de un dato de rentabilidad real, no reflejan la negociación efectiva, las restricciones de liquidez, las comisiones y/u otros costes. Además, las referencias a resultados futuros no deben interpretarse como una estimación o promesa de los resultados que puede obtener una cartera de clientes.
Exclusivamente para uso profesional
De acuerdo con la información de la que disponemos, usted cumple con los requisitos para ser clasificado como cliente profesional, tal como se define este término en el Manual del Anexo II de la Directiva 2014/65/UE (Directiva MiFiD II). Le rogamos que nos informe en caso de que no sea así. Los servicios y los productos que se describen en la presente comunicación están disponibles exclusivamente para clientes profesionales, tal como se define este término en el Manual del Anexo II de la Directiva 2014/65/UE (Directiva MiFiD II) y su implementación de normas locales y tal como se define en el Manual de la Autoridad de Conducta Financiera. La presente comunicación no constituye una oferta pública y los inversores individuales no deberían adoptar decisiones basándose en su contenido. Las opiniones y previsiones que se ofrecen reflejan nuestro punto de vista. Al tratarse de aseveraciones sobre las tendencias de los mercados financieros, basadas en las actuales condiciones de mercado, estarán sujetas a cambios sin previo aviso. A nuestro juicio, la información facilitada en el presente documento es fiable, aunque no ofrecemos garantía alguna sobre su exactitud o integridad.
Este material refleja las opiniones del gestor. Dichas opiniones están sujetas a cambios sin previo aviso. Este material se distribuye exclusivamente con fines informativos y no debe considerarse asesoramiento de inversión ni una recomendación de ningún valor, estrategia o producto de inversión. La información incluida en el presente documento se ha obtenido de fuentes que se estiman fidedignas, pero no puede garantizarse. Se prohíbe expresamente la reproducción de la presente publicación, en todo o en parte, con independencia del formato utilizado, así como la referencia a ella en cualquier otra publicación, sin previo permiso por escrito. PIMCO es una marca comercial propiedad de Allianz Asset Management of America LLC en Estados Unidos y el resto del mundo.
CMR2025-0623-4597697