Introducción
Después de un año de ganancias generalizadas, muchos inversionistas se sienten optimistas pero también con incertidumbre al mirar hacia 2026.
La renta variable extendió su mercado alcista en 2025, pero las valoraciones siguen siendo históricamente elevadas en medio de una marcada dispersión de retornos entre sectores. El efectivo ofreció seguridad e ingresos durante un tiempo, pero ya no parece atractivo a medida que la Reserva Federal recorta las tasas de interés. Y la economía de Estados Unidos parece resiliente, aunque una división en forma de K muestra que la prosperidad de los hogares más acomodados se separa de la creciente presión que enfrentan otros.
Actualizaremos nuestras perspectivas sobre la economía y los mercados de renta fija con más detalle en nuestras Perspectivas Cíclicas de enero. Por ahora, exploraremos áreas de interés seleccionadas en los mercados financieros con miras a 2026 —temas individuales que pueden integrarse en un portafolio— de manera práctica para inversionistas y asesores.
Renta variable: costosa en la superficie, valor en el fondo
La renta variable de Estados Unidos se aproxima a 2026 con valoraciones aún cerca de máximos históricos después de un repunte multianual impulsado por la tecnología. Si bien la inversión en inteligencia artificial (IA) sigue respaldando el crecimiento económico y el optimismo del mercado, la concentración de retornos en un pequeño grupo de megaempresas tecnológicas plantea dudas sobre su sostenibilidad.
El sector tecnológico, antes reconocido por su eficiencia de capital, ha entrado en una fase más intensiva en capital. El gasto relacionado con la IA, que antes se financiaba principalmente con flujo de caja libre, depende cada vez más de la emisión de deuda. Otra tendencia destacada de gasto: los mayores hiperescaladores y fabricantes de chips están canalizando miles de millones de dólares de inversión entre sí mediante acuerdos circulares que amplifican riesgos específicos del sector.
Sin embargo, bajo la superficie, la historia es más matizada. Por ejemplo, las acciones orientadas al valor siguen presentando precios atractivos en relación con los promedios históricos (véase gráfico 1), lo que sugiere un potencial de reversión a la media con el tiempo.
Las condiciones macroeconómicas podrían impulsar el valor en el corto plazo. Una perspectiva de crecimiento económico similar a la tendencia de EE.UU. debería ampliar el crecimiento de utilidades entre sectores en 2026. En nuestra opinión, el mejor escenario para el valor sería que la Reserva Federal continúe recortando tasas en un entorno de crecimiento que se reacelera y se amplía.
Vemos también oportunidades para diversificar a nivel global. Los bancos centrales de mercados emergentes (ME), habiendo establecido marcos de política monetaria más sólidos, ahora tienen mayor flexibilidad para relajar la política y estimular la demanda interna, lo que podría respaldar a las acciones de ME. Específicamente, vemos oportunidades atractivas en Corea y Taiwán, que ofrecen exposición al sector tecnológico con valoraciones más bajas, y en China.
Conclusión para el inversionista: enfoque en la calidad
El efectivo no es una estrategia: argumentos a favor de la renta fija
En nuestra opinión, los inversionistas que hoy siguen manteniendo exceso de efectivo están dejando pasar una oportunidad potencial.
Los retornos inusualmente altos atrajeron a los inversionistas hacia el efectivo durante el periodo que siguió a la pandemia de inflación elevada y alzas de tasas por parte de la Fed (ver el gráfico 2). Pero la fase actual de recortes de tasas por parte de la Fed conlleva costos de oportunidad y riesgo de reinversión, ya que las posiciones en efectivo se renuevan repetidamente en instrumentos con rendimientos más bajos.
A medida que las curvas de rendimiento se han empinado, los rendimientos del efectivo han disminuido en relación con una variedad de vencimientos de bonos. Los bonos permiten que los inversionistas tengan el potencial de asegurar ingresos a niveles más favorables durante horizontes más largos.
Cuando las tasas de interés caen, el efectivo gana menos, pero los bonos suelen apreciarse, lo que mejora el potencial de retorno total. A los rendimientos actuales, los bonos de alta calidad se ven atractivos en muchos escenarios económicos posibles. A medida que la inflación regresa hacia los objetivos de los bancos centrales, los bonos vuelven a ofrecer oportunidades de diversificación gracias a su correlación negativa tradicional con las acciones, lo que ayuda a que los portafolios resistan caídas en la renta variable.
Los inversionistas también pueden aprovechar la abundancia actual de oportunidades de renta fija global, con rendimientos reales y nominales atractivos disponibles en países de mercados desarrollados y emergentes, como Reino Unido, Australia, Perú y Sudáfrica (para más información, consulte la Perspectiva Cíclica de PIMCO de octubre de 2025, “Aranceles, Tecnología y Transición”). Creemos que la diversificación entre regiones y monedas es una manera eficaz de captar fuentes de retorno diferenciadas al tiempo que se fortalece el portafolio.
Conclusión para el inversionista: asegure rendimientos con los bonos
Todo lo que brilla: oro, criptomonedas y la búsqueda de activos reales
El repunte extraordinario del oro, recientemente superando los $4.300/oz, ha capturado recientemente una atención generalizada. Los precios se han disparado hasta niveles históricos incluso en un entorno de mercado generalmente favorable al riesgo. La demanda de los inversionistas por protección contra la inflación, cobertura geopolítica y diversificación fuera del dólar estadounidense ha reforzado el papel del oro como activo estratégico. Los bancos centrales ahora poseen más oro que bonos del Tesoro de EE. UU. (ver gráfico 3), reflejando un cambio en la gestión de reservas.
El panorama geopolítico sigue siendo un impulsor clave. La incautación de reservas rusas en 2022 ayudó a catalizar la acumulación de oro como reserva de valor políticamente neutral. Esta tendencia, junto con fricciones comerciales persistentes y el aumento de deuda soberana, sugiere un respaldo estructural para la demanda de oro. En nuestra opinión, un aumento del precio del oro superior a 10% durante el próximo año es factible.
Sin embargo, el reciente repunte del oro se ha visto impulsado tanto por el momentum y la liquidez como por los fundamentos, por lo que son posibles retrocesos de corto plazo. Si bien la caída de tasas reduce el costo de oportunidad de mantener oro, su valoración parece elevada en relación con los rendimientos reales, lo que justifica un dimensionamiento cuidadoso dentro de los portafolios.
Desde 2020, los índices de materias primas han generado retornos comparables a la renta variable global pero con menor volatilidad, lo que refuerza su papel como diversificadores y coberturas contra la inflación. La evidencia histórica muestra que incluso asignaciones modestas a materias primas pueden mejorar la eficiencia del portafolio, especialmente cuando la inflación se ubica ligeramente por encima de los objetivos de los bancos centrales.
Las materias primas amplias también pueden ofrecer una vía alternativa para participar en el tema de inversión en IA, ya que las necesidades de infraestructura impulsan la demanda de insumos como cobre, litio y energía, así como activos estratégicos como las tierras raras.
Los criptoactivos, encabezados por bitcoin, continúan evolucionando como análogos digitales del oro, ya que atraen a inversionistas jóvenes y a quienes se preocupan por la devaluación de las monedas. La reciente caída de bitcoin les recuerda a los inversionistas que es un instrumento volátil y quizás no una verdadera reserva de valor. El auge de las stablecoins y los activos tokenizados apunta a un año transformador para las finanzas digitales, aunque la volatilidad, el tratamiento fiscal y la incertidumbre regulatoria siguen siendo consideraciones significativas.
Conclusión para el inversionista: mejore la diversificación y la protección contra la inflación
Mercados de crédito: riesgos y recompensas a lo largo del continuo de crédito
Los spreads de crédito permanecen ajustados. PIMCO ha advertido a lo largo de 2025 sobre los riesgos en ciertos sectores de crédito de menor calificación, particularmente dentro de áreas del mercado privado que han experimentado un crecimiento pronunciado. Ahora estamos observando que algunos de esos desafíos se materializan, incluyendo quiebras recientes y casos de fraude, lo que podría ser sintomático de una laxitud más amplia en la suscripción de crédito en la fase tardía del ciclo.
Los desafíos también se manifiestan de otras formas. En promedio, las acciones de compañías públicas de desarrollo empresarial (BDCs), vehículos de inversión para préstamos corporativos directos, están cotizando con un descuento de aproximadamente 10% frente a sus valores netos de activos. Esto sugiere que el mercado es cauteloso ante una combinación de dividendos decrecientes (debido a la caída en las tasas de interés a corto plazo) y el aumento de problemas crediticios. De hecho, en un contexto de fortaleza en el mercado accionario, también hemos visto caídas en los precios de las acciones este año de grandes firmas de alternativas.
Si bien el servicio de la deuda puede volverse más fácil con tasas de interés más bajas, hemos observado que más compañías financiadas de manera privada están solicitando modificaciones en sus préstamos o pagando su deuda con deuda adicional, conocido como financiamiento de pago en especie (PIK), ambos signos potenciales de dificultades para el servicio de la deuda (ver el gráfico 4). De hecho, utilizando datos de PIK y otros indicadores, Lincoln International calcula una “tasa de incumplimiento en la sombra” de 6% al 21 de agosto de 2025, frente a 2% en 2021.
En medio de estas tensiones en ciertas áreas, PIMCO ve oportunidades continuas en los mercados de crédito para inversionistas que puedan ir más allá de si una inversión es pública o privada (para más detalles, consulte nuestro video más reciente de Opinión del Comité de Inversión, “Las valoraciones iniciales impulsan el desempeño de los bonos en 2025 y el potencial para 2026”). En nuestra opinión, la clave es concentrarse en evaluar la liquidez y el riesgo crediticio en ambos ámbitos y encontrar dónde pueden ser mayores los posibles beneficios.
Estamos viendo oportunidades en ciertos financiamientos de gran escala, donde la competencia es limitada; en crédito vinculado a consumidores de menor riesgo; y en préstamos selectivos de bienes raíces. Tendencias de más largo plazo —como la acumulación de patrimonio inmobiliario entre prestatarios más acomodados y la expansión de la IA y sus necesidades energéticas relacionadas— crean oportunidades potenciales para ofrecer financiamiento de alta calidad con retornos que pueden igualar o superar los del crédito corporativo apalancado de menor calidad.
Por ejemplo, si bien mantenemos una perspectiva cautelosa en general para los centros de datos y la IA, muchos hiperescaladores son empresas sólidas de grado de inversión que necesitan invertir —y endeudarse— para ampliar la infraestructura de IA. En los últimos meses hemos observado oportunidades atractivas en financiamiento de proyectos, o préstamos respaldados por centros de datos que se están construyendo con contratos de arrendamiento ya establecidos con inquilinos de grado de inversión. Estos financiamientos no necesariamente reflejan una postura sectorial; más bien representan oportunidades con altas barreras de entrada, lo que puede resultar en valoraciones, estructuras e inquilinos atractivos.
Conclusión para el inversionista: considere estrategias de crédito activas y flexibles
Conclusión
En todas las clases de activos, un hilo común es la necesidad de tomar decisiones activas en 2026. La dispersión de retornos en la renta variable, la evolución de las dinámicas de tasas de interés y el constante cambio en la interacción entre los mercados de crédito público y privado subrayan la importancia de la investigación independiente y la gestión del riesgo. En lugar de perseguir operaciones saturadas o depender de asignaciones estáticas, los inversionistas deberían considerar estrategias que equilibren liquidez, potencial de retorno y diversificación, manteniéndose lo suficientemente flexibles para aprovechar nuevas oportunidades conforme surjan.
En última instancia, 2026 puede recompensar a los inversionistas que adopten el entorno macroeconómico actual: incrementar la exposición a renta fija de alta calidad a medida que las tasas disminuyen; añadir selectivamente activos reales para aportar resiliencia ante riesgos geopolíticos y de inflación; e identificar sectores de renta variable infravalorados en un mercado concentrado. En un mundo en el que la incertidumbre persiste junto con el optimismo, una composición reflexiva del portafolio será fundamental.
1 Fuente: Datos de Bloomberg y PIMCO desde el 31 de diciembre de 2019 hasta el 30 de septiembre de 2025. Los índices representativos de clases de activos son los siguientes: materias primas – Bloomberg Commodity Index Total Return; oro – Bloomberg Gold Total Return Index; renta variable global – MSCI World Index – Global Equities.↩